
Después de la salida de los dientes temporales (dientes de leche), entre los 6 meses y los 2 años, empiezan a aparecer las primeras muelas definitivas a los 6 años.
Los dientes permanentes terminan de erupcionar alrededor de los 12 años, con la excepción de los terceros molares, que suelen salir entre los 17 y 22 años, por eso se les conoce como las muelas del juicio, por aparecer a una edad de madurez.
Lo más común es tener las cuatro muelas del juicio, dos arriba y dos abajo, aunque al 25% de la población le falta al menos una de esas muelas y el 10% no tiene ninguna. La mayoría de los expertos cree que se debe a que, nuestra dieta, menos dura y carnívora, ha hecho que no sean necesarias ni una mandíbula tan grande ni tantos dientes.
En ocasiones, una malposición de la muela del juicio o la falta de espacio originan una serie de problemas, el más común el conocido como pericoronaritis, inflamación y/o infección de la mucosa que rodea la corona del tercer molar. Otras veces, origina un apiñamiento de los dientes debido al empuje; puede provocar un quiste, pudiendo este crecer dentro del hueso mandibular, requiriendo entonces intervención quirúrgica; o dañar la raíz del molar contiguo por la posición inadecuada.
Estas patologías pueden manifestarse de las siguientes formas:
- Sensación de calor y empuje.
- Encía inflamada alrededor de la muela del juicio.
- Dolor de muela.
- Dolor de oído y de garganta.
- Sabor de boca extraño.
En algunos casos este problema puede solucionarse mediante tratamiento médico con antibióticos y antiinflamatorios, pero en otros, será necesario extraer la muela del juicio.